Los medallistas de los Juegos Olímpicos de la Juventud Buenos Aires 2018 ya están de vuelta en casa. Los judocas María Giménez y Carlos Páez y la pesista Katherin Echandía exhibieron con orgullo las preseas de oro conquistadas en la cumbre juvenil y se reencontraron con sus afectos, además de recibir el merecido homenaje por sus hazañas.
María dominó los 44 Kgs del judo, Katherin la misma categoría en las pesas y Carlos subió a lo más alto del podio como parte de un equipo mixto internacional. Los tres encabezaron el desfile del grupo que regresó de Buenos Aires, a través de una parada de cadetes de la Escuela Naval y de otros atletas juveniles que formaron el pasillo de honor para rendir tributo a los campeones.
Desde muy temprano, las familias de los tres se sumaron a la espera por la llegada de los héroes. Arnulfo Echandía, padre de Katherin, confesaba que había hecho partícipe a todo su entorno del logro de su primogénita. “Llamé a todos mis amigos para que la vieran competir”, relató. “Fue una emoción muy grande verla ganar. Todos en la familia lloramos”.
“Estábamos un poco asustados, sobre todo por la vietnamita, pero cuando vimos que Katherin hacía sus marcas, supimos que ese oro era suyo”, agregó la madre, María.
La segunda de las tres chicas Echandía, Ariana, es otra pesista que sueña con transitar el camino de su hermana: “Quiero llegar a ser abanderada en unos Juegos Olímpicos y tener el honor de representar a mi país”.
Junto a la familia en el aeropuerto de Maiquetía esperaba también el entrenador Carlos Pinto, un hombre que parece tener el secreto del podio en Juegos Olímpicos de la Juventud, pues también estuvo detrás del bronce de Génesis Rodríguez en Singapur 2010.
“No hay secretos más allá del trabajo, la perseverancia, creer en los atletas y apostar por los competidores adecuados”, resumía Pinto. “El oro de Katherin estaba dentro de los pronósticos por sus marcas y su posición en el ranking. Allá en Argentina se hizo un buen trabajo con ella. Lamentablemente no pudimos con los 93 Kgs que le hubieran dado el récord mundial, y para los que estaba preparada, probablemente porque al saberse campeona bajó un poco la intensidad”.
La familia de María Giménez apareció de sorpresa, luego de cambiar el plan original de esperarla en Puerto Ordaz. La judoca se confesó conmovida por ver a los suyos en el recibimiento: “No me imaginaba que esto sería así. Fue una emoción muy grande verlos. Nunca había pasado tanto tiempo lejos de ellos, porque este año fue que empecé a viajar con la selección, y me pegó porque no estaba acostumbrada”.
María confesó haber vivido con mucho orgullo su participación en Buenos Aires 2018, “porque di lo mejor de mí en cada combate. Yo iba por el oro y oro fue lo que traje”.
El presidente del COV, profesor Eduardo Álvarez, mostró su satisfacción por los resultados alcanzados en la justa juvenil: “Venezuela se ubicó en el puesto 42 entre los 80 países que lograron al menos una medalla, y a nivel continental fuimos sextos, por encima de Brasil y Canadá, que no lograron subir al podio”.
El profesor Álvarez encomió las condiciones de Katherin y María: “Creo que estamos en presencia de dos atletas extraordinarias, que despuntan como talentos para el futuro”.
El titular del COV aseguró que queda como tarea pendiente reforzar aquellas disciplinas que no lograron clasificarse, particularmente las de combate, y destacó el prometedor nivel que mostraron los deportes de playa.